miércoles, 31 de julio de 2013

Decisiones

Existen cosas intangibles que son capaces de cambiar tu vida, o que son capaces de infundar un miedo atroz a quien no esté preparado. Para ser más concreto, me refiero a nuestras decisiones. Ellas son lo que nosotros queremos que sea. Tomamos el camino que nos parezca el apropiado, tomamos el camino que más se adapte a uno mismo.

Unas personas deciden tomar el camino sencillo, aquel que supone una menor dificultad para llegar a donde se desea. Sin embargo, otras personas se decantan por tomar un camino más complicado, en el que el esfuerzo debe ser mayor para alcanzar tu objetivo. ¿Por qué no va todo el mundo por el camino sencillo o por el camino difícil? Es muy sencillo: porque cada uno es libre de tomar la decisión que más le gusta. Unos eligen un camino fácil por cualquier motivo: no creen necesario un mayor esfuerzo, no se ven con fuerzas para tomar el otro camino, o simplemente, porque ir a lo fácil te asegura más posibilidad de éxito. Por otra parte, también hay motivos para tomar un camino más difícil: sentirse más realizado con uno mismo, desconfiar del camino fácil, o sencillamente, afrontarlo como un reto personal.


¿Qué pueden pensar los que han tomado un camino de los que han tomado el camino contrario? No hay ningún misterio. Muchos de quienes toman el camino sencillo pensarán que quienes toman el camino complicado son unos necios, unos locos, unos temerarios; y quienes toman el camino más difícil pensarán de los que han tomado un camino fácil que son débiles y que no tienen valor a afrontar un reto. Ninguno de los dos llega a tener la razón del todo.

Cada persona es un mundo, y no se le debe juzgar por las decisiones que tome. Sobre una persona actúan una gran cantidad de situaciones que ya ha vivido, que conoce, prejuicios y temores personales que solo uno mismo es capaz de comprender. Solamente uno mismo puede comprender el motivo de sus decisiones.

La diferencia entre uno y otro se encuentra en el modo de entender la decisión que cada uno debe tomar. Hay quienes tengan como prioridad alcanzar la meta, y prefieran tomar el camino fácil, y también habrá quienes quieran disfrutar de un camino emocionante que recordará por los obstáculos que tuvo que superar para alcanzar su objetivo. Tomaremos nuestras decisiones en función de cómo queremos que sea nuestra vida.

martes, 18 de junio de 2013

No abandones... lo mejor está por llegar

Eso es lo que suena en mi mente cuando un problema me pone en serias dificultades. No todo es blanco o negro, por muy oscuro que lo veamos todo en un mal momento.

A veces pensamos que nuestros sueños van precedidos por un camino de rosas, y no hay nada que esté más lejos de la realidad. A veces nos confiamos demasiado, sobrevaloramos nuestras posibilidades y caemos por no tomar tan en serio el duro reto ante el que nos encontramos.
A veces sucede lo contrario, y ante la mínima presión, nos ahogamos en un vaso de agua, viéndonos superados por los retos que nos proponemos.

No debemos permitir asentarnos en ninguno de esos dos extremos. Aunque son dos cosas opuestas, ambas comunican en un mismo punto: fallar y volver a empezar de cero. Debemos ser capaces de autoexigirnos para no confiarnos, pero nunca hay que llegar al punto de infravalorarse a sí mismo. Hay que saber mantener el equilibrio en la cuerda floja.

No importan los obstáculos, no importan los impedimentos, no importan los problemas. Solo importa tu fuerza para seguir adelante y no detenerse por nada. No abandones tu objetivo porque sea complicado. Una meta no merece la pena si su camino para llegar no es difícil. Si fuese fácil... todo el mundo lo haría.

No abandones, lo mejor está por llegar.


domingo, 21 de abril de 2013

Vértigo

La vida es una cuerda floja donde debes ir de un extremo a otro para poder lograr tus objetivos. Es un camino sólo apto para los fuertes, porque cuando inicies ese camino descubrirás realmente lo que es el vértigo.

Vértigo al futuro. Vértigo a lo que se espera de ti. Vértigo al qué dirán. Vértigo a decepcionar a quien(es) quieres. Vértigo a las situaciones complicadas. Vértigo a los problemas que dañan tu armonía. Sólo vértigo, potenciado más por temer errar, por temer dar un paso en falso en dirección contraria.

Parálisis. Es la primera reacción al vértigo.  Decides no moverte, quedarte quieto, esperando a que el vértigo desaparezca. El problema es que si no actúas y el vértigo no desaparece, caes de la cuerda floja, con todo lo que ello conlleva.


En la cuerda floja se pagan los errores, tanto por distracción como por exceso de confianza. Por muy bueno que seas caminando en la cuerda floja, no sabes si puede llegar un golpe de viento que te desequilibre y te tire al vacío. Nunca sabes cuando puedes tener un traspiés. Por ello es importante mantener la concentración, no confiar en tu éxito e ir paso a paso. También puedes tropezar, pero si estás concentrado te dará tiempo a sujetarte a la cuerda y no caer al vacío. Te vuelves a levantar y continúas el camino, ya con un poco más de experiencia.

No hay que rendirse nunca. Lo especial de esta cuerda floja es que no se ve su final hasta que lo alcanzas. Quizá te falte mucho menos camino de lo que piensas. Y si existe algún momento en el que te plantees rendirte y tirarte de la cuerda floja, vuelve a recordar lo que te hizo iniciar ese camino... y sigue hacia adelante.

lunes, 25 de febrero de 2013

Palabras...

Las pronunciamos, las vomitamos, las deletreamos... Primero somos dueños de ellas, y después, cuando salen de nuestros labios, pueden contener cualquier tipo de matiz que sirva para que esas palabras, que una vez fueron nuestras, se utilicen en nuestra contra.

Probablemente esa idea la olvidamos muy a menudo, y comenzamos a hablar o a expresarnos sin tener en cuenta las malas consecuencias que pueden provocar en contra de uno mismo. A veces, aunque no todas las personas en la misma medida, tenemos la horrible costumbre de expresar nuestra opinión sin tener en cuenta las heridas que puedes generar a otras personas. La palabras son mucho más afiladas que cualquier arma blanca. No hacen sangre, pero pueden dejar cicatrices eternas.


Todo el mundo ha intentado alguna vez herir a alguien realizando críticas a esa persona sin dirigirse directamente ni mencionar a esa persona. A esa acción le hemos acuñado el término "indirecta", y probablemente sea uno de los mayores indicadores de madurez de una persona. Saber distinguir entre expresarse de forma libre y expresar una opinión ofensiva que puede hacer daño se aprende dando este paso. Evidentemente, no todos tienen por qué verlo de este modo, se trata de un punto de vista. Una forma de entender que no ganaremos una pelea ni una batalla por mostrar en público unas palabras fuera de tono , demostrando que no se es capaz de mantenerse al margen en los momentos precisos.

La palabra es fiel reflejo de una persona: al igual que un poeta se expresa con delicadeza, un banquero enreda a su víctima cliente antes de arruinarlo, un político gana votos a través de su oratoria, o un periodista busca abrir los ojos a un pueblo dormido. Las palabras parecen pequeñas cuando las leemos o escuchamos, pero su papel tanto en el mundo como en cada persona es totalmente imprescindible. Nosotros elegimos nuestras palabras, pero nuestras palabras nos hacen ser elegidos por los demás.