lunes, 21 de julio de 2014

Seriedad

No. Las próximas líneas no son una apología a la amargura. Para eso ya la gente se casa o se pasa la vida buscando a su media naranja.
¿No es curioso? Lo de torturarte para ser feliz. Bueno, pero lo central de este tema no tiene nada que ver con eso. O quizá sí. Me estoy haciendo un lío, así que iré a lo que quiero ir.



Hace poco vi un momento de esos dignos de recordar en televisión. Una señora rubia al teléfono y un hombre joven en una silla de plató son los protagonistas. Ella había criticado a ese chico, y él la denunció por difamación. Se inició un duelo dialéctico entre ellos, incluyendo mofas y provocaciones de carácter recíproco que suscitaban risas incontroladas por parte del público.
Puedo confesar que me divertía incluso yo ante tal esperpéntico debate. Una escena que podría ser digna de "Sálvame Deluxe" o de "Tómbola" (un referente histórico en el "entretenimiento" (así lo catalogan ellos)), se encontraba en un programa sobre política con protagonistas del nombre de Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias.

Uno que ha saltado a la fama nacional hace dos meses a pesar de llevar año y medio dando vueltas por los platós de toda España (de las dos Españas) y otra de la que en los últimos meses solamente se comentaban sus temeridades al volante. Uno es enemigo público de una de las Españas y otra tenía su momento tras salir de la primera línea de la política. Entre la unión explosiva de ambos... un circo.

Insisto en que las risas ya no me las quita nadie. Sin embargo,  hubiera sido más productivo que se hubiera llevado este debate a una vía más consecuente. Será útil lo que han hecho para narcotizar al público y a la audiencia,  pero los efectos se disipan y te das cuenta de que no han abordado ningún tema serio, ni siquiera salen del intento mutuo de desprestigiarse. No os olvidéis de quien os otorga el poder y levantad la mirada de vuestro ombligo. ¿Dónde estamos los ciudadanos en sus debates sino como arma arrojadiza?

Por favor, seriedad.

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