sábado, 11 de julio de 2015

La España que madruga

Hoy me hallaba, como de costumbre, siguiendo la actualidad a través de redes sociales. En este caso, se celebraba la conferencia del Partido Popular, la cual busca renovar a toda costa esa imagen tan deteriorada desde que llegaron al Gobierno. Pues mientras leía los típicos tópicos que Mariano Rajoy lleva recitando meses, me topé con unas declaraciones de Pablo Casado, hombre que parece ser digno sucesor de Rafael Hernando metiendo la pata cada vez que habla.



El recientemente nombrado vicesecretario de comunicación del PP se atrevió a afirmar que "el Partido Popular es el partido que representa a la España que madruga". Palabras que dan a entender que solo vota al PP gente responsable. Palabras que sitúan a votantes de otros partidos como vagos maleantes que se levantan a las doce del mediodía. Palabras que se olvidan de las millones de personas que se levantan día a día antes que el sol y que nunca pensarían  (menos aún tras estas palabras) en votar al PP en las próximas Elecciones Generales. Y palabras que, sobre todo, se olvidan de todos los parados que no madrugan porque no tienen trabajo.

No es difícil ver qué significa esto. Parece que en Génova todavía desconocen cómo hacer política sin generar discordia. Se camuflan en un nuevo logo y en nuevas caras pero siguen siendo lo mismo que hace dos años. Se camuflan en un nuevo logo y en nuevas caras cuando hace menos de un año ridiculizaban a quien consideraba que la nueva política requería cambiar las personas al frente de los partidos. Se camuflan en un nuevo logo y en nuevas caras, pero no han conseguido engañar a nadie.

En las pasadas elecciones se llevaron un duro batacazo del que solamente el sistema D'hont los prevendrá de mantener el Poder Ejecutivo. Pero eso ya es otro tema. El Partido Popular tiene serios problemas para mimetizarse con la sociedad actual, con el siglo XXI. Eso no se solucionará hasta que no pasen del maquillaje a la revolución, pero esa palabra atemoriza tanto a sus dirigentes como a sus verdaderos votantes. Sin embargo, no creo que tenga esos temores la España que madruga.

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