Letras borradas

Las tejas se doblaban ante su paso decidido por encima del mundo que le rodea. Su garganta resonaba como un altavoz en llamas que trata de controlar su desmesurada fuerza. El vacío no se encuentra sino lleno de dudas que no se atreven a ser resueltas; pero cuando la niebla se desvanece, surge un camino, unas rayas que juegan a ser un paso de cebra en un asfalto abandonado. Esa pulsera, que en otro momento lucía orgullosa una frase de empoderamiento, tenía sus letras borradas tras el desgaste de tantas batallas sin resolver, batallas que se entablan sin llegar a ningún lado, batallas que incluyen el silencio como derrota.

Las gotas de lluvia se mezclan con manchas de sangre que muestran la crudeza de un mundo corrompido por la permisividad. Un mundo donde cosas terribles se pasan por alto, donde la gente, ingenua, que tiene el valor de mojarse, se arriesga a perder todo por un hecho que nadie recordará. Es un engranaje que perpetúa que nada cambie, es un mecanismo del que no se puede escapar, es un Gran Hermano orwelliano que no se puede esquivar. Es un lugar donde el papel y la tinta son las herramientas más peligrosas, porque el poder de liberar cadenas se encuentra en la llave que abre las mentes. Y por eso nadie las lee.

Esa tarjeta caducada, ese brazalete de capitán sin usar, esa vara de mando a la que renunciar, no existe mayor recurso para alcanzar respeto, fidelidad y lealtad, que la libertad que se brinda en la confianza. Ninguna correa tenie tal eficacia para mantener cerca lo que deseas. Una funda sin usar, una tapa sin cerrar, no existe mayor curso natural que el del desgaste por el tiempo. Las heridas causan cicatrices, aunque toda moneda tiene dos caras. Las arrugas surgen tras el desgaste de muchas sonrisas y el agua desgasta las rocas para formar ríos. Por esa razón, toda gota de agua, todo grano de arena, toda pequeña ayuda para que el sitio en el que vivimos sea un poco mejor, tendrá sus resultados tarde o temprano. Los caminos son largos, difusos y duros. Todo acaba de empezar, pero algún día, toda lucha justa alcanzará sus metas.