No me parecen muy coherentes las decisiones que está tomando el Papa Francisco últimamente. Eso de aceptar a las personas homosexuales o de visitar a personas transexuales… Personas que llevan toda su vida siendo perseguidos por quienes ahora muestran solamente el lado bonito de la Iglesia. ¿Creen que se puede engañar tan fácilmente a la gente? Alguno se lo tragará, pero yo no.
No niego que el Papa considere que de verdad está realizando
actos de bondad, pero es que, por mucho que intente abrir las puertas, el
núcleo duro del catolicismo se mueve por valores muy diferentes. No van a
tolerar que sigan la misma religión personas que no se han movido por el camino
de la rectitud cristiana. Si esto fuera por elegir una religión popular o una
con valores firmes, el cristianismo católico se convertirá en un algo similar a
la Iglesia Evangélica. Quizá el Sumo Pontífice no es tan católico como cree.
Existen muchas religiones, no todo el mundo tiene que ser católico, nadie obliga
a ello.
El Papa blando es aquel que comete el mismo error: en un
acto que él considera de bondad, recoge corderos desviados del camino del
catolicismo. ¿Pero de qué sirve eso? Únicamente para tratar de hacer que
sobreviva una religión sin ser religión. Como tratar de que los futbolistas
cojan el balón con la mano. Rompiendo unas reglas que no todos están dispuestos
a romper, tratando de incluir a gente que será rechazada.
Bergoglio, no engañes a los homosexuales y transexuales. No
les abras las puertas de la Iglesia católica cuando sabes que gran parte de los
fieles que siempre han estado ahí les seguirán tratando como enfermos, que
tendrán que escuchar que tienen un problema con solución o que simplemente son
esclavos del vicio, indignos de seguir a Dios. Aunque tú quieras, mucha gente
no lo aceptará.
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