miércoles, 11 de febrero de 2015

Papá, quiero ser mileurista

Recuerdo aquellos años de bonanza económica. Los problemas socioeconómicos de aquellos tiempos tenían que ver con jóvenes que solamente cobraban un salario mensual de mil euros. Se hablaba de una generación mileurista. Una generación que se apocaba a un precipicio del que sería muy complicado salir. Pues ya han pasado diez años de aquello que considerábamos una tragedia, y hoy cualquier joven consideraría un verdadero triunfo personal si consiguiera cobrar un sueldo de mil euros antes de cumplir 25 años.


Mis breves experiencias laborales, que compaginados con los estudios universitarios, nunca han supuesto un ingreso superior a los 400 euros mensuales, son solamente un ejemplo más de las opciones laborales de los jóvenes en la actualidad. Son unos ingresos que suponen unos pocos euros a la hora, y tendrás que cobrar una miseria a no ser que hipoteques tus horas de trabajo para alcanzar un salario digno.


La emancipación cada vez es más tardía, sugieren numerosos estudios e informes. ¿Cómo no va a serlo, si a menudo ni un trabajo te permite volar del nido? Lo más irónico es que además hay que agradecer que los jóvenes tengamos padres o familiares cercanos que permitan que nos quedemos el tiempo que haga falta en el sitio donde crecimos o somos bien recibidos. Si podemos seguir adelante es casi siempre por caridad familiar.

Tenemos en España un paro juvenil que no baja del 50%. Como es evidente, si no mejora nada es a causa de una pasividad absoluta de las administraciones para impulsar políticas que faciliten el empleo a jóvenes. No se nos contrata por falta de experiencia laboral, entrando en un bucle del que no tenemos claro cómo salir. ¿Nuestra única opción? Seguir estudiando y esperar (o buscar) alguna opción de entrar en el mercado laboral. Hoy hay pocas opciones.

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