Es casi fascinante la capacidad del ministro para poner a todos los colectivos en contra, especialmente por olvidar la igualdad de oportunidades con esta nueva ley, principal argumento que se utiliza para desautorizar esta norma. Nunca se plantea consensuar las reformas educativas, y eso hará en el futuro que estas leyes estén expuestas a su retirada. La inestabilidad del sistema educativo parece que perdurará en el futuro, perjudicando únicamente a los estudiantes, que vivirán un caos de organización que acaba repercutiendo en una educación de menor calidad.
De todos
modos, esta reforma puede resultar llamativa para estudiantes que quieran
realizar carreras de únicamente tres años, especialmente si les parece
demasiado una carrera de cuatro años, en un contexto en el que los estudios de
FP se han disparado en demanda a la vez que la universidad comienza a perder
estudiantes. A eso se le debe incluir el posible ahorro para las arcas del
Estado.
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